La hernia discal cervical es una afección que afecta a miles de personas cada año, y puede generar dolor, debilidad e incluso pérdida de sensibilidad en brazos y manos.
Si bien muchos casos pueden tratarse de forma conservadora, existen situaciones en las que la cirugía se convierte en la mejor opción.
Cirugía de hernia discal cervical
En este artículo, te explicamos cuándo está indicada la cirugía de hernia discal cervical y cómo es el proceso de recuperación tras la intervención.
¿Qué es una hernia discal cervical?
Entre cada vértebra de la columna cervical se encuentran los discos intervertebrales, estructuras que actúan como amortiguadores naturales. Con el paso del tiempo o por traumatismos, estos discos pueden degenerarse o desplazarse, presionando las raíces nerviosas o la médula espinal. A esto se le conoce como hernia discal cervical.
Los síntomas más comunes incluyen:
- Dolor cervical que puede irradiarse al hombro, brazo o mano.
- Hormigueo o adormecimiento en las extremidades superiores.
- Debilidad muscular.
- Pérdida de reflejos.
- En casos más graves, alteraciones en la marcha o pérdida del control de esfínteres.
¿Cuándo está indicada la cirugía?
La mayoría de las hernias discales cervicales responden bien a tratamientos conservadores como fisioterapia, medicación antiinflamatoria, reposo relativo e infiltraciones. Sin embargo, la cirugía puede ser necesaria cuando:
- El dolor persiste durante más de 6-12 semanas a pesar del tratamiento médico.
- Hay debilidad progresiva o pérdida de fuerza en brazo o mano.
- Existen signos de compresión medular (mielopatía).
- La calidad de vida del paciente está seriamente afectada.
El objetivo de la cirugía es descomprimir la raíz nerviosa o la médula espinal y restaurar la funcionalidad del segmento afectado.
Tipos de cirugía de hernia discal cervical
La técnica quirúrgica más utilizada es la discectomía cervical anterior, que consiste en acceder a la columna por la parte frontal del cuello. Una vez identificado el disco herniado, se extrae y se sustituye el espacio por un injerto óseo o una prótesis.
Las opciones más habituales son:
1. Discectomía cervical anterior con fusión (ACDF)
Tras extraer el disco, se coloca un injerto óseo entre las vértebras para que estas se unan (fusionen) con el tiempo. Se puede utilizar una pequeña placa de titanio para estabilizar la zona.
2. Artroplastia cervical (prótesis de disco)
En lugar de fusionar, se coloca una prótesis que mantiene el movimiento natural de la columna. Esta opción se recomienda en pacientes jóvenes o cuando hay interés en preservar la movilidad cervical.
3. Microdiscectomía posterior
Menos frecuente en la región cervical, pero puede utilizarse en ciertos casos, sobre todo si la hernia está lateralizada.
Beneficios de la cirugía
- Alivio rápido del dolor radicular.
- Recuperación de fuerza y sensibilidad.
- Prevención de daños neurológicos mayores.
- Mejora significativa en la calidad de vida.
- En muchos casos, permite retomar la actividad laboral y física.
¿Cómo es la recuperación tras la cirugía?
Hospitalización
La mayoría de estas cirugías se realizan con anestesia general y requieren de 24 a 48 horas de ingreso hospitalario. El paciente suele comenzar a caminar y movilizar el cuello con normalidad en pocas horas, con ciertas precauciones.
Postoperatorio inmediato
Durante las primeras semanas, se recomienda:
- Evitar esfuerzos físicos intensos.
- Dormir con una almohada ergonómica.
- Usar un collarín blando si lo indica el especialista.
- Realizar ejercicios de movilidad cervical suaves.
El dolor postoperatorio suele ser leve y se controla con analgésicos convencionales. La herida quirúrgica cicatriza en aproximadamente 10 días.
Fisioterapia y rehabilitación
A partir de la tercera o cuarta semana, se puede iniciar fisioterapia para recuperar fuerza muscular y mejorar la movilidad del cuello. Esta fase es crucial para evitar rigideces y favorecer una buena recuperación funcional.
En caso de fusión cervical, la integración ósea puede tardar de 3 a 6 meses. Durante este tiempo, se hace seguimiento con radiografías o resonancia magnética para comprobar la correcta evolución.
Retorno a la actividad
- Actividades ligeras o trabajo de oficina: 2–4 semanas.
- Conducción: a partir de la segunda semana si no hay restricciones.
- Actividad física moderada: entre la 6ª y 8ª semana.
- Deportes de impacto o fuerza: tras 3–6 meses y bajo valoración médica.
Conclusión
La cirugía de hernia discal cervical es una alternativa segura y eficaz cuando el tratamiento conservador no ofrece resultados. Gracias a los avances técnicos y la mejora de las técnicas mínimamente invasivas, hoy en día esta intervención ofrece un alto porcentaje de éxito y permite al paciente recuperar su calidad de vida de forma rápida y sostenida.
Si experimentas dolor cervical con irradiación, debilidad o pérdida de sensibilidad, lo más importante es acudir a un especialista en columna. Con un diagnóstico adecuado y un enfoque personalizado, se puede tomar la mejor decisión para tu salud.