La importancia del calzado en la salud articular

El calzado en la salud articular

Elegir un buen calzado va mucho más allá de una cuestión estética o de comodidad. Cada paso que damos tiene un impacto directo sobre nuestras articulaciones, desde los tobillos hasta la columna vertebral.

El calzado en la salud articular

Por eso, comprender la importancia del calzado en la salud articular es esencial para prevenir lesiones, reducir el dolor y mejorar nuestra calidad de vida a largo plazo.

La relación entre el calzado y las articulaciones

Nuestros pies son la base del cuerpo. Están formados por 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, tendones y ligamentos, que trabajan en armonía para sostenernos y permitir el movimiento. Cuando el calzado no respeta la forma natural del pie o no amortigua correctamente el impacto, esa descompensación se traslada a otras estructuras del cuerpo: rodillas, caderas y columna.

A lo largo del día, especialmente si caminamos o permanecemos muchas horas de pie, las articulaciones soportan una carga considerable. Un zapato inadecuado puede modificar el reparto del peso corporal y alterar la alineación postural, generando molestias que, con el tiempo, se transforman en patologías crónicas.

Cómo influye el calzado en la biomecánica corporal

El calzado actúa como un intermediario entre el cuerpo y el suelo. Si ese “intermediario” no cumple correctamente su función, el impacto del movimiento no se distribuye de manera uniforme.

  • Falta de amortiguación: produce microtraumatismos en las articulaciones de los tobillos, rodillas y caderas.
  • Tacones altos: desplazan el peso hacia la parte delantera del pie, sobrecargando los metatarsos y alterando la curvatura natural de la columna.
  • Calzado plano sin soporte: no ofrece sujeción al arco plantar, favoreciendo la aparición de fascitis plantar y dolor lumbar.
  • Zapatos estrechos o puntiagudos: comprimen los dedos y alteran la pisada, lo que repercute en el equilibrio y la estabilidad.

Un zapato mal diseñado puede modificar la forma de caminar, alterar la alineación de las rodillas y generar una sobrecarga muscular constante.

Consecuencias de un calzado inadecuado

El uso prolongado de un calzado incorrecto puede desencadenar múltiples problemas musculoesqueléticos. Algunos de los más frecuentes son:

  • Dolor articular y rigidez, especialmente en rodillas y caderas.
  • Desgaste del cartílago articular, lo que aumenta el riesgo de artrosis.
  • Fascitis plantar, una inflamación del tejido que sostiene el arco del pie.
  • Espolones calcáneos, producidos por una tensión excesiva en la zona del talón.
  • Desalineación postural, que puede derivar en dolor lumbar o cervical.

Además, en personas con sobrepeso o con patologías previas (como artrosis o lesiones deportivas), el impacto de un mal calzado puede ser aún más perjudicial.

La elección adecuada

Para proteger las articulaciones, el calzado debe adaptarse al tipo de pie y al nivel de actividad diaria. Algunos consejos esenciales son:

1. Amortiguación y soporte

Busca un calzado con buena amortiguación en el talón y soporte en el arco plantar. Esto ayuda a absorber el impacto del paso y mantener una pisada más estable. Los materiales como la espuma viscoelástica o el gel son ideales para reducir la presión articular.

2. Flexibilidad controlada

El zapato debe ser flexible en la zona delantera, pero firme en el talón. Esto permite un movimiento natural sin perder sujeción ni estabilidad.

3. Forma y anchura adecuadas

Evita los zapatos excesivamente estrechos o puntiagudos. Los dedos deben tener espacio suficiente para moverse. Un ajuste correcto evita rozaduras y mejora el equilibrio corporal.

4. Altura del tacón

Los especialistas recomiendan que el tacón no supere los 3 o 4 centímetros. Un tacón moderado ayuda a distribuir mejor el peso corporal y reduce la tensión en los tendones.

5. Reemplazo periódico

Con el uso, el calzado pierde su capacidad de amortiguación. Lo ideal es renovar los zapatos cada 8 a 12 meses, dependiendo de la frecuencia y el tipo de actividad.

El papel del calzado deportivo en la prevención de lesiones

Las personas activas o deportistas deben prestar especial atención a su calzado. Cada disciplina exige un tipo específico de soporte:

  • Running: zapatillas con amortiguación reforzada y diseño que favorezca la pisada natural.
  • Caminatas o senderismo: suela antideslizante y soporte lateral para evitar esguinces.
  • Gimnasio o entrenamiento funcional: estabilidad y sujeción del mediopié.

Usar el calzado inadecuado para una actividad concreta aumenta el riesgo de lesiones articulares, tendinitis o sobrecarga muscular.

Calzado y salud articular en personas mayores

Con la edad, las articulaciones se vuelven más vulnerables al desgaste. Un calzado incorrecto puede acelerar este proceso o agravar el dolor existente. En personas mayores, es recomendable:

  • Evitar suelas duras o completamente planas.
  • Elegir materiales ligeros y transpirables.
  • Priorizar el confort y la estabilidad sobre la estética.
  • Utilizar plantillas personalizadas cuando haya deformidades o alteraciones de la pisada.

Un buen calzado puede marcar la diferencia entre mantener la movilidad y sufrir limitaciones dolorosas.

La importancia del estudio de la pisada

Cada persona tiene una forma única de caminar. Por eso, antes de elegir el calzado ideal, es muy útil realizar un estudio biomecánico de la pisada.

Este análisis permite detectar desequilibrios, apoyos inadecuados o asimetrías que podrían provocar dolor o lesiones.

En función de los resultados, el traumatólogo o fisioterapeuta puede recomendar plantillas personalizadas que corrijan la pisada y alivien la carga articular.

Cuidar las articulaciones desde los pies

A menudo, los problemas articulares se abordan desde el dolor, cuando el daño ya está hecho. Sin embargo, la prevención empieza mucho antes: en los pies y en el calzado que usamos cada día.

Dedicar tiempo a elegir un zapato adecuado no es un gesto superficial, sino una inversión en salud y bienestar futuro.

La importancia del calzado en la salud articular radica en que una pisada equilibrada protege las articulaciones, mejora la postura y previene el dolor crónico. Pequeños cambios en la elección del calzado pueden traducirse en grandes mejoras en la calidad de vida.

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