Chasquido de la escápula: qué es, cuándo sucede, síntomas y tratamiento

Si escuchas hablar de “patología escapulotorácica” puede que te sientas un poco perdido, pero a lo que nos referimos es al “chasquido” o “crujido” que se produce en la zona escapular (escápula/omóplato) cuando movemos el brazo ¡nada más y nada menos! y que, dependiendo de la sintomatología que presente y el grado de dolor, puede requerir desde el reposo hasta cirugía traumatológica.

En Advansur tenemos muchos pacientes que acuden a nuestra consulta preocupados por un chasquido en la escápula, que no saben a qué se debe, y que quieren que desaparezca. Como en todo, para saber cómo encontrar una solución y encontrar respuestas, primero debemos conocer las preguntas.

¿Qué es el chasquido de la escápula?

Como comentamos en nuestro artículo sobre lesiones del manguito rotador ya sabemos que el hombro está formado por tres huesos: el hueso de la parte superior del brazo (húmero), la clavícula y el omóplato (escápula), que es el encargado de conectar la clavícula con el húmero.

La escápula es un gran hueso de forma triangular que se encuentra en la parte superior de la espalda y que está rodeado por muchos músculos, tejidos blandos y huesos de la caja torácica que colaboran para ayudar a mover el brazo.

Cuando hablamos de chasquido de la escápula (o síndrome escapulotorácico) lo que se produce es que la escápula atrapa los músculos a su alrededor y éstos, en lugar de deslizarse suavemente a través de la pared torácica cuando se utiliza el brazo, se inflaman y atrofian. Si esta inflamación dura en exceso en el tiempo hará que los músculos se debiliten, alterar la posición de la escápula, tanto en reposo como en movimiento, y producirá lesiones e imposibilidad de mantener una alineación normal del hombro.

¿Cuándo sucede el chasquido de la escápula?

Esta condición puede producirse por problemas en los tejidos blandos o huesos de la escápula y pared torácica y puede ser causada por movimientos repetitivos que conducen a la inflamación o atrofia de los músculos debajo de la escápula. También puede ser causada por traumatismos, una fractura que cambia la forma de la escápula, o una lesión de la caja torácica que da lugar a una costilla que se sale de su posición normal.

Las causas más comunes de la patología escapulotorácica que los traumatólogos de Advansur han observado son las siguientes:

  • Traumatismos
  • Fracturas en costillas o escápula
  • Algunos movimientos repetitivos del hombro, como los movimientos efectuados al golpear pelotas de tenis o de béisbol pueden hacer que los tejidos entre la escápula y el omóplato se inflamen, dando lugar a bursitis subescapulares
  • En ocasiones los músculos de la escápula se encogen y atrofian por debilidad o inactividad, provocando que haya poca distancia entre la caja torácica y el hueso de la escápula y está roce o golpee a las costillas
  • Las malas posturas pueden producir cambios en la alineación de la articulación escapulotorácica
  • Algunos tumores benignos que aparecen entre la pared torácica y escápula, como el elastofibroma dorsi, pueden ocasionar dolor y disfunción en la movilidad escapular
  • Lesiones de carácter neurológico como neuroapraxia del nervio torácico largo provocan parálisis de la musculatura escapular

¿Cuáles son los síntomas del chasquido de la escápula?

Los síntomas de la patología escapulotorácica varían desde inflamación de la bursa, que puede producir dolor al tacto o al movimiento y produce debilidad articular, hasta crepitación recalcitrante que puede incluir sonidos o sensaciones de crujir cuando el brazo se mueve.

En la mayoría de los casos, las patologías de la escápula pueden verse mirando al paciente por detrás. El borde del omóplato afectado aparecerá más prominente que el del lado opuesto e irá siendo más visible a medida que el paciente aleja su brazo del cuerpo. Esto se denomina comúnmente omóplato o escápula “alada”.

Tratamiento de la patología escapulotorácica

Antes de tratar se debe inspeccionar cuidadosamente la columna para detectar cualquier curvatura excesiva que pueda existir y que cause un contorno anormal de la jaula torácica, lo cual afecta al movimiento escapular.

Las opciones de tratamiento van desde reposo, aplicación de hielo y uso de antiinflamatorios, hasta inyecciones de cortisona y, por supuesto, terapia física. Si ninguno de estos tratamientos son satisfactorios será necesario el uso de cirugía.

La mayoría de pacientes con patología escapulotorácica pueden manejarse de forma exitosa sin tratamiento quirúrgico, sin duda, pero en ocasiones desde Advansur Traumatología Avanzada recomendamos la cirugía para poder paliar los efectos del chasquido de la escápula y poder retomar una vida normal, sin chasquidos, ni crujidos.

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