Dislocaciones

Las dislocaciones o luxaciones constituyen una de las lesiones más frecuentes, tanto en deportistas, como en cualquier persona que sufra un pequeño accidente. En este artículo te hablamos de ellas, cómo suceden y cómo tratarlas para conseguir una recuperación pronta y eficaz.

¿Cómo suceden las dislocaciones?

La dislocación o luxación consiste en una lesión o daño que se produce cuando un hueso se sale de su articulación. Al arrancarse el extremo del hueso, se sale de su posición.

Cuando esto ocurre, debe tratarse de inmediato por un traumatólogo, ya que durante la lesión, el hueso no ocupa el lugar que debería. Si un profesional no trata la dislocación a tiempo, la lesión podría dañar ligamentos, nervios y vasos sanguíneos.

Síntomas de una dislocación

Una vez atendido por un traumatólogo profesional, este determinará si se ha producido una dislocación o una rotura del hueso. En primer lugar, el doctor examinará los síntomas que el paciente presenta. Los síntomas más comunes de una dislocación son:

  • Deformación de la articulación.
  • Hinchazón, enrojecimiento o pérdida de color de la zona.
  • Entumecimiento u hormigueo.
  • Pérdida total o parcial de movimiento de la articulación.
  • Dolor al mover la articulación.

Para confirmar el diagnóstico, se recurre a las radiografías e incluso resonancias magnéticas, pruebas que permitirán ver cuál es la lesión sucedida.

Dislocaciones más comunes

Prácticamente una dislocación puede ocurrir en cualquier unión entre hueso y articulación, pero existen algunas luxaciones muy comunes por el movimiento o ejercicios más realizados:

  • Dislocación de los hombros.
  • Dislocación de los dedos de la mano.
  • Dislocación de los codos.
  • Dislocación de las rodillas.
  • Dislocación de las caderas.
  • Dislocaciones de tobillos.

Tratamiento para una dislocación

Si la dislocación es tratada a tiempo y sin complicaciones, tan solo tendrá que ponerse la articulación en su lugar. Una vez la dislocación ha desaparecido, se inmoviliza la zona con un yeso, férula o cabestrillo. Junto con la acción de medicamentos para el dolor, un tratamiento de fisioterapia adecuado y posterior reposo, la lesión quedaría resuelta.

Sin embargo, si la alternativa anterior no ha funcionado, o la luxación no se ha tratado a tiempo y se producen daños en nervios, ligamentos o vasos sanguíneos, será necesaria una cirugía. Esto también ocurre cuando las dislocaciones son frecuentes en una misma articulación, siendo necesaria la cirugía para tratar la estructura.

 

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